Cruz de Linares - 18 de agosto de 2015

Aprovechando que la Cruz de Linares queda cerca de Oviedo, el pasado martes nos acercamos por la tarde a disfrutar de sus rampas, para hacer una ruta de 63kms y algo más de 1600m de desnivel, incluyendo también en la ruta las subidas al Tenebredo, el Escamplero y Llampaxuga.



Quedo con Luis y dos amigos suyos, Ruben y José, en el Parque de invierno para ir tranquilamente hasta Fuso por la senda verde. Allí comenzaremos la subida al Tenebredo por la vertiente de Lavares, mucho más suave que la otra vertiente, aunque sus dos primeros kilómetros agarran bastante, con rampas que rondan el 9-10%.


En Lavarejos nos espera Chus que se une a la ruta, y tranquilamente coronamos el Tenebredo y descendemos hacia Villanueva, donde José nos deja.



Cruzamos Proaza y comenzamos la subida a la Cruz de Linares. El comienzo, compartido con Bandujo, es brutal, con la pendiente superando constantemente el 10%.



Ganamos altura rápidamente y la subida va ganando en belleza, adentrándonos en el valle que lleva a Sograndio.



La subida alterna zonas abiertas con zonas de bosque, y rampas muy duras, cercanas al 15%, con algún descanso que nos permite coger un poco de aire.



Llegamos a Sograndio y las rampas todavía se endurecen más. Hay alguna herradura y no queda otro remedio que posturear en ellas, jaja.



Superamos Sograndio y la pendiente baja, e incluso hay tramos largos de descanso. La subida se abre y entre praderas vamos ganando altura, con las antenas de la cima al fondo.



La pena es que la niebla nos impide disfrutar de las vistas del Aramo y de las Ubiñas.





Coronamos la Cruz de Linares, un puertazo, duro y precioso.




Descendemos con cuidado ya que aunque han arreglado la carretera, la han dejado recubierta de gravilla hasta Castañedo y la posibilidad de derrapar en una curva es alta.
Llegamos a san Andrés y decidimos volver a Oviedo por el Escamplero, sin mayor dificultad por esta vertiente.


Tras el vertiginoso descenso del Escamplero, nos calentamos y nos desviamos hacia Llampaxuga. Sus duras rampas hacen que me arrepienta al momento de haber ido por allí, jaja.



Por suerte la subida no es muy larga y en seguida coronamos y podemos disfrutar de las bonitas vistas que hay en la cima.


Ya solo nos quedaba bajar a Oviedo y despedirnos. Ha sido una ruta magnífica para una tarde de verano. Buenos puertos y mejor compañía, no se puede pedir más.

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