Bandujo es una de las subidas más bonitas y duras de la zona central de Asturias. Siempre merece la pena visitarla, y el pasado jueves lo hicimos dentro de una ruta de 72 kms y 1800m de desnivel, con la subida al Tenebredo por Lavares como calentamiento.
Salimos de Oviedo Carlos, Luis, Roberto y yo rumbo al Caleyo. De allí iremos a Puerto y comenzaremos la subida a esta vertiente del Tenebredo. Es mucho más cómoda que la otra vertiente, pero aún así tiene bastante dureza, sobre todo en sus dos primeros kilómetros que tienen una media cercana al 10%.
La temperatura es fresca pero se ve que va a hacer calor al mediodía. Antes de llegar a Lavares podemos ver a nuestra izquierda La Mostayal y el Torreón de Peñerudes.
La zona intermedia es muy cómoda y pronto vemos la cima al fondo. Mientras dejamos a nuestra izquierda el bonito pueblo de Lavares.
Sin mayor problema coronamos el Tenebredo y comenzamos el vertiginoso descenso hacia Proaza. El café nos espera.
Salimos de Proaza y tras 1km encontramos el desvío que nos llevará a Bandujo. El primer kilómetro es compartido con la subida a la Cruz de Linares. Y además este kilómetro es durísimo. La pendiente supera siempre el doble dígito y nos deja claro que vamos a tener que sufrir mucho durante la subida.
Por suerte la subida tiene varios descansos. Alguno de ellos es amplio y podemos coger aire. Además la subida es tan guapa y hay tantos rincones bonitos, que los metros pasan volando y se sufre mucho menos.
A más altura, mejores vistas. Además el sol ya nos calienta bien, incluso a veces demasiado.
Tras pasar el último descanso, un brutal descenso que costará un huevo subir a la vuelta, nos encontramos unas vistas brutales del valle. Pero también llegamos a la zona más dura de la ascensión con 500m al 15% de media.
Tras esos 500m brutales la pendiente desciende hasta un "cómodo" 11% que nos acompañará hasta coronar.
Además han talado parte del pinar que había cerca de la cima y el sol nos da de lleno. Empiezo a notar el motor recalentado, jaja.
Corono con un gesto de OK, pero en realidad estoy escojonado, jaja.
Si se sube a Bandujo hay que bajar hasta el pueblo. Las vistas que hay allí son brutales.
Lo malo es que después hay que volver a subir al collado y tenemos un par de kilómetros duros, con un kilómetro final que no baja del 12%. Por suerte sobra el buen humor en la grupeta y así todo es mucho más fácil.
Después nos espera otro repecho muy duro, con rampas sostenidas al 15-16%. La bajada de Bandujo es casi tan dura como la subida, jaja.
En el cruce con la Cruz de Linares Luis y yo seguimos hacia Oviedo y Carlos y Roberto deciden ir a conocer la Cruz de Linares.
La vuelta es cómoda, pero con cierto "picorcillo" en las piernas tras la ruta del día anterior y la dura subida a Bandujo.
Siempre merece la pena acercarse a Bandujo, y más con esta magnífica compañía.
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